lunes, 4 de octubre de 2010

El Estanque de Fanfán


Se sabe de un día que estaba Greta sentada sobre el baúl de su habitación, pensativa, mirando por la ventana al tiempo que saboreaba una piruleta de pipas de calabaza que le solía preparar su abuela Concha. Hacía mucho calor y en media hora vendría su primo Noah a buscarla para ir a bañarse al estanque que se encuentra inmerso en el bosque de Fanfán, al que se llega cruzando el conocido paseo de la Doncella María. Es un estanque que sólo aparece una vez al año porque es nómada y no le gusta estar siempre en el mismo sitio. Y hoy era el día.
Hasta la nariz de Greta llegó un suave olor a vainilla tostada. Eso quería decir que Noah estaba cerca y de buen humor. Para Noah la vida no tenía secretos, o más bien era al revés. Cada cosa que hacía, así como sus estados de ánimo, desprendían olores diferentes, lo cual para sus amigos y parientes era una ventaja estupenda. Nunca había confusiones con Noah, ni lugar para las mentiras; de hecho, estas le huelen a menta. Los padres de Greta los acompañarían en la excursión. Su padre había preparado bocadillos y refrescos para la merienda y su madre llevaba la guitarra para que pudieran cantar canciones hasta hartarse después del baño.
El paseo de la Doncella María es un sendero de hierba verde esmeralda con árboles muy ancianos cubiertos de musgo que huelen a viento del norte. Hay setas y un riachuelo de aguas cantarinas como las risas de las hadas de flor. 
A mitad del sendero se alza una muralla antigua que, según la leyenda, era parte del castillo de un viejo rey que venía todos los veranos a descansar a estos parajes, porque, como es sabido por todos desde antaño, este camino tiene magia curativa. A cada paso que das, se te cae una pena, que se queda en el polvo y se convierte en trébol.
Para cuando llegaron al estanque, Noah olía ya a almendras garrapiñadas, de lo nervioso que estaba por meterse en el agua viajera; un estanque que había visitado tantos lugares traería rumores muy variados de todas partes.
Greta sumergió su cabeza y salió muerta de risa porque había oído entre burbujas el último chiste de moda en Estambul y era muy muy bueno. Después se zambulló Noah, y le llegaron noticias de una huelga de candados en Francia debida a la cual no había manera de guardar nada de forma segura, ya que éstos se negaban a cerrarse. Exigían delicadeza y educación. A nadie le gusta que le achuchen tanto, siempre tienen que agachar la cabeza a la fuerza. Les bastaría con un "S'il vous plaît". 
Y así el estanque les contó cien historias, y ellos le contaron a su vez las últimas novedades de su ciudad para que pudiera transmitirlas a los habitantes de la siguiente localidad a la que fuera.
Tras unas horas de baño, tomaron la merienda y cantaron canciones junto a la orilla hasta el anochecer. Tras recogerlo todo, se despidieron del estanque hasta el año que viene. Y volvieron a casa, muy cansados pero felices, ya que encima, habían dejado sus penas en el paseo de la Doncella María. Por cierto, Noah huele a madreselva cuando está contento.

LA REALIDAD TRAS LA FICCIÓN 

Lady Mary's Walk

Me gustaría comentar que el paseo de la Doncella María del cuento existe realmente, sólo que su nombre original es en inglés: Lady Mary's Walk. Está a las afueras de un pequeño pero precioso pueblo escocés llamado Crieff, donde tuve la inmensa suerte de vivir unos meses durante en el año 1991 (casi pega decir antes de Cristo, jejeje). Es cierto que es un lugar mágico que te llena de vida nada más entrar. Os recomiendo el viaje a Escocia, por supuesto, y a que dejéis vuestros tréboles en el camino. 




5 comentarios:

  1. Conchi "La nena" jeje5 de octubre de 2010, 3:44

    Increiblemente precioso, divino...como un trebol de nuestro Lady Mary!

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  2. Me encanta, es precioso, increiblemente delicioso de leer, como el aroma a madreselva ke suelta mi bebé Noah!!!

    Me encanta esta iniciativa

    Besos guapa!

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  3. Hola, Gema, soy Rafa, yo también tengo un blog. Te voy enlazar para que pueda ver tus actualizaciones.
    Te mando un beso enorme.
    Me alegro de encontrarte de nuevo,después de tanto tiempo.
    Rampy

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  4. Por un momento he vuelto a la infancia, me ha encantado. A veces olvido ese mundo de fantasía que sigue a nuestro lado, aunque no le preste atención. Me siento afortunada porque con mi bebé volveré a adentrarme en esa magia para disfrutarla juntos.
    Muchas gracias por este momentazo.
    Un beso, guapa.

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  5. Que bonito, es precioso. Que sepas que te voy a plagiar, que yo llevo meses inmersa en un monográfico de las aventuras de "Pipa" (un perro de plástico al que dejamos solo en casa en vacaciones) y ya no me da la cabeza para más. Este verano le contamos a Paula tu cuento de la luna come estrellas y lo flipó. Se pasó meses buscando la luna y diciendo "ome astella, a una". ¿Para cuándo el próximo?

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